Relato 4 de Joaquín Jáuregui
- Hola, soy Natalia y vengo del Perú –
hace mucho tiempo que no sentía ese calor en el rostro, las manos mojadas por
el sudor; Caminó hasta el final de la sala y encontró un puesto vacío.
Mientras caminaba, podía sentir las
miradas del resto, los nuevos compañeros, miradas de Hienas hambrientas, las mismas
miradas, que le echaron sus cinco hermanas, cuando ganó el año anterior, el
premio a la mejor alumna del colegio y se transformó en el orgullo de sus
padres, la mismas miradas, que le dieron sus hermanas cuando los padres le
regalaron unos hermosos patines por ese premio.
-
Permiso, dice ella con su
entonación cantadita, permiso, vuelve a decirle al muchacho de la mesa de al
lado, que tiene su mochila en un banco que está vacío.
Cuando se sienta, vuelve a mirar al resto
de la sala, y pudo ver las miradas que venían en fila desde el primer sitio
hasta la última fila.
Se sintió como en esas películas
americanas, que veía de niña, donde siempre hay una víctima.
-
¿qué hace una peruana en este
colegio de Santiago de Chile? – pregunto José María con un tono despectivo, éste
era el típico alumno problema, que molesta a todo el mundo y que jamás nadie se
atrevía a levantarle la voz.
José María, había tenido una infancia traumática,
con mucha violencia en su casa; además, nunca terminaba el año académico, sin
que no lo expulsen de algún colegio.
-
pues aquí, llegando del Perú,
mi padre es Cónsul de Perú aquí en Chile – responde de manera inocente la
chica, Natalia siempre ha sido muy dulce y jamás ha tenido problemas con sus
compañeros, ni en los estudios ni mucho menos en conducta.
-
que tu padre es Cónsul ¿ y
eso que es?, bueno da lo mismo, lo gracioso es que eres peruana.- hace unos
años a José María, lo habían expulsado, de un colegio, por tener problemas con
una profesora que tenía algunas dificultades al hablar, ahora sentía que tenía
un nuevo material para burlarse.
-
¿enserio te causa gracia Perú?
– pregunta Natalia – si quieres cuando salgamos a recreo podemos ir a tomar una
bebida y te cuento cosas de Perú, también si quieren, en verano pueden ir
varios a pasar las vacaciones a mi casa de Perú, - dijo con mucha ternura y en señal
de amistad.
-
Bueno vale, responde José María,
que en ese momento estaba impactado, miles de recuerdos giraron por su cabeza,
nunca nadie le había invitado algún lado y mucho menos contarle sus cosas, lo que
despertó en él un lado que ni siquiera él mismo conocía y no le quedó más remedio que decir que sí.
Cuando llegó el recreo, José María tardó
en salir, y cuando lo hizo se dio cuenta, que todos los compañeros, estaban
rodeando a Natalia, escuchando cosas que contaba de Perú.
José María, sintió un poco de vergüenza
al acercarse, así que da media vuelta y se va. Antes de desaparecer, Natalia lo
llama.
-
José María, estamos
organizando un paseo a mi campo este fin de semana, ¿te vienes? – dijo Natalia
mientras todos los compañeros miraban con cara de que jamás diría que sí.
José María,
seguía recordando aquellos días, en que no se le consideraba para nada, recordó
que su madre, siempre lo dejó solo y no lo dejaba jugar con otros niños. Todo
esos recuerdos circularon por su cabeza como un espiral.
-
buen, José María ¿que dices
te vienes? – pregunta Natalia.
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