miércoles, 30 de mayo de 2012

Relato 3 - Ricardo Martínez


El Héroe
Marcos se tumba en su cama boca arriba, contemplando las diminutas grietas del techo. Suspira. Busca algo a su alrededor, y finalmente agarra un deteriorado cómic de su mesita de noche. Se trata de La Broma Asesina, de Alan Moore. Pasa las páginas con gesto pensativo, deteniéndose en todas y cada una de las viñetas durante largo rato. Vuelve a suspirar. Perezosamente consulta el reloj de su mesita: Marca las 16:30, 24º centígrados. Resoplando, Marcos vuelve a tumbarse en la cama. De pronto, un leve zumbido atrae su atención. Se baja de la cama y busca su mochila. Cuando la abre, el zumbido suena con mayor intensidad. Rápidamente extrae el contenido de la mochila para dar finalmente con su BlackBerry morada. Con ella en la mano, vuelve a tirarse sobre la cama. Mira la pantalla fijamente y teclea de forma frenética. Esboza una sonrisa.

***
  • ¿Pero qué dices, Marcos? ¿Tú te has visto?
  • Siempre igual, joder -Marcos ojea distraídamente un cajón lleno de cómics. La dependienta de la tienda los observa de cerca con rictus serio-. ¡No todos los súper héroes están cachas!
  • No, Pedro, pero todos los héroes tienen algo: Dinero, tecnología, fuerza, carisma... ¿Qué tienes tú?
  • ¡Ganas de hacer algo, coño! Esta ciudad se va a la mierda y la Policía no hace nada por nosotros...
  • ¿Y qué piensas hacer, pirado? -Pedro agarra un ejemplar de Spiderman y lo levanta con una mano- ¿Vais a ir por ahí, volando entre telarañas?
  • No te enteras de nada, joder...
  • Claro que me entero. Yo también estoy hasta los huevos de Germán y sus colegas, también van a por mí, ¿No te acuerdas? Pero ponernos unas mallas y una capa no los va a asustar... Más bien todo lo contrario.
  • Que no es por Germán, tío... Ya sabes por lo que es...
  • Pues no, ¿Por qué?
  • Han vuelto a asustar a mi madre. La banda de colombianos esa...
  • Joder, ¿Pero qué les ha hecho tu madre para que no la dejen en paz?
  • ¿Qué les va a hacer la pobre? Nada. Se meten con ella porque sí, porque es joven y está sola.
  • Qué cabrones, tío -deja el cómic de Spiderman de vuelta en el cajón- Llevas razón, hay que hacer algo... ¿Has hablado con la Policía?
  • Pues claro, varias veces... pero pasan.
  • Joder... Pues sí, deberíamos hacer algo. Por tu madre. Pero ya te digo, el rollo súper héroes...
  • ¿Pero quién ha hablado de súper héroes, Pedro? Solo digo que deberíamos apuntarnos, no sé, a karate o lo que sea. Algo con lo que poder defendernos y cuidar de los demás...
  • ¿Karate? -Pedro esboza una sonrisa con gesto pensativo- Me mola. Me mola mucho.
***
  • ¿Qué? ¿En qué hospital? -Marcos agarra su mochila y sale corriendo de su casa. Para al primer taxi que se le cruza y se precipita a su interior.
  • Al Reina Sofía, por favor.
***
Marcos se baja del taxi y accede a paso ligero al interior del hospital. Tras preguntar en recepción la habitación en la que se encuentra su madre, se dirige con gesto ausente hasta allí.
  • Hola, mamá...
  • Marcos -la mujer trata de incorporarse en la cama con gesto de dolor. Su rostro está lleno de cortes y moratones. Súbitamente comienza a llorar-. Marcos, hijo mío...
  • ¿Han sido ellos? ¿Los de barrio?
  • Marcos, por favor, no hagas ninguna tontería.
  • Luego vuelvo, mamá.
***
Marcos abre los ojos. Aturdido mira a su alrededor. Se encuentra en una habitación de hospital. Con gesto de dolor se trata de incorporar, sin conseguirlo.
  • Buenos días Marcos.
Una enfermera de mediana edad le habla desde la puerta de la habitación.
  • No te preocupes, sobrevivirás, aunque te han dado una buena paliza. Mira que ir a provocar a un grupo entero... ¡Qué inconsciente! ¿No eres muy mayorcito para ir haciéndote el héroe por ahí?
Lentamente, Marcos dirigió su mirada a la enferma y sonrió ampliamente.

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