Pájaro acuático
En
el pabellón deportivo, hay una competición silenciosa en la
piscina. Silenciosa porque no se oye ninguna voz de ánimos ni
aplausos. Una chica fija la cámara hacia la piscina. Con una sonrisa
en la cara mira a una nadadora que está delante de la calle seis de
la piscina.
–Ven aquí, Han,
vamos a empezar ya. ¡Atención! Todos los familiares a su sitio –el
entrenador llama a la chica en voz alta.
Han
corre a su sitio, al lado de una nadadora y pone la mano en su
pierna. La nadadora vuelve la cabeza y muestra una sonrisa a Han.
Suena el silbato, Han recoge la mano lo más rápido posible y la
nadadora salta a la piscina. Todas las otras nadadoras saltan a la
piscina casi al mismo tiempo, se oyen los sonidos del agua. Han corre
al lado de la piscina, anda a la misma velocidad que la nadadora,
mira fijamente en el agua para ver a la nadadora en la piscina.
Cuando empieza la última vuelta, ella salta al camino cerca de la
piscina y gira la mano. La nadadora de la calle seis gana por fin.
Esta nadadora se pone de pie en la piscina y empieza a mirar al
alrededor. Busca con la vista a Han, agitando la mano. Han saca una
foto a la nadadora mientras ella muestra una gran sonrisa en la cara,
saltando a la piscina, con las gafas de protección en la cabeza y
gotas de agua en la cara.
Han
vuelve al lado de la nadadora. Le pone una toalla en la cabeza para
secar su pelo. Ellas hablan por señas. Aunque todo avanza en
silencio, se nota la felicidad en la cara. Han dice con lenguaje de
seña:
–¡Qué bien! Eres
la mejor nadadora en el mundo, Yang. Me siento orgullosa de ser tu
hermana. ¡Felicidades!
–Gracias, Han.
Enséñame la foto, quiero verla. Eres una buena fotógrafa,
especialmente cuando me fotografías a mí –contesta la nadadora y
se echa a reír.
Luego
se abrazan para celebrar el triunfo. Han le muestra la foto a Yang.
No se sabe desde cuándo un chico está detrás de ellas. Éste toca
el hombro de Han. Han se asusta un poco al ver la cara del chico a
una distancia tan corta. El chico se rasca la cabeza y empieza hablar
con señas:
–Voy a entregar la
comida rápida para las nadadoras. Sé hablar con señas. Encantado
–mientras dice eso, no aparta la vista de Han. La mira con interés.
–Espera un
momento, voy a coger el dinero –contesta Yang.
–¿Puedes
mostrarme la foto? Te vi desde allí sacando una foto –pregunta el
chico a Han. Han saca la cámara y busca la foto para él. Vuelve
Yang con el dinero en la mano.
–Pongo la comida
en el salón, se puede calentar en microondas directamente. Hay
descuento para las nadadoras. Cuesta cien yuanes en total –dice el
chico. Yang pasa el dinero al chico diciendo gracias con la mano. Han
sale corriendo y agita la mano para despedirse. Ella aprieta el paso
andando directamente a la salida sin volver la cabeza.
–¿Por qué ella
no come con vosotras? –pregunta el chico a Yang.
–No es nadadora y
tiene que ir a trabajar. Es mi hermana.
–¿Cómo se llama?
–Se llama Han.
El
chico sale detrás de Han. Una moto de alta velocidad pasa delante
del pabellón y se choca con Han. El chico corre al lado de Han y le
ayuda a ponerse de pie. El conductor de la moto se da cuenta de la
herida de la chica y empieza a pedirle perdón. Ella intenta ponerse
de pie apoyándose en el chico. Han dice con señas que está bien.
El conductor sigue a su lado diciendo perdón. El chico deja la cesta
de distribuir comida y anda corriendo hacia la chica, toca su mano y
empieza a hablar:
–Han, debes ir al
hospital. Tienes una herida en el brazo y se ve sangre. Voy a
llevarte en mi moto.
Han
se lo agradece y espera en la puerta. El conductor que la ha
atropellado se despide de ellos. Ella sube a la moto. El chico
conduce muy rápido y pasa entre los vehículos con agilidad. Por fin
llegan a una clínica. El chico se despide de Han en la puerta de
hospital.
–Lo siento mucho.
Tengo que volver a la tienda. No puedo acompañarte más tiempo. –A
Han le cuesta sonreirle. Él sale conduciendo. Pero antes de que ella
entre al hospital, este chico vuelve y se para delante de ella–.
¿Puedes darme tu MSN?
Han se queda con la
boca abierta y asienta con la cabeza. El chico nota su MSN en el
móvil. Se despiden de nuevo.
* * *
Después
de volver a casa, el chico enciende el portátil y añade a Han en la
lista de amigos de MSN. Lleva mucho
tiempo esperando a que ella aparezca en la página, pero su signo
siempre está gris. No aparece durante toda la noche, así que deja
un mensaje para ella diciendo:
“No sé si alguien
te ha dicho esto antes. Cuando corres, me pareces un pájaro de agua,
una gaviota. Hay una cosa muy curiosa, el pájaro acuático nunca va
a resfriarse porque tiene una capa especial de grasa que cubre todas
las plumas. Cuando ellos nadan en el agua, no van a mojarse. Mándame
un mensaje cuando tengas tiempo. ¿Estás ocupada por el trabajo?”
Al
día siguiente, este chico aparece de nuevo en la puerta del pabellón
deportivo. Lleva en su cesta unas cajas de comida rápida. Delante de
su moto, espera una larga cola de gente para comprar la comida. De
repente, él se da cuenta de que Han está conduciendo hacia el
pabellón. Y sólo queda una caja de comida en la cesta. Este chico
pide perdón a las personas que están esperando en la cola. La chica
que está más cerca le pregunta:
–Todavía queda
una caja. ¿Por qué no me la vendes?
–Lo siento. Ésta
ya está reservada.
La chica sale
murmurando algo. Han anda hacia él. Palmea la espalda del chico y
dice:
–Muchas gracias
por tu ayuda ayer. Perdona, he olvidado preguntarte el nombre, ¿cómo
te llamas?
–Me llamo Hai.
Mucho gusto.
–Encantada.
–¿Estás muy
ocupada por el trabajo? Ayer no apareciste en el MSN.
–Tuve que trabajar
anoche. Tengo tres distintos trabajos parciales.
–¡No me digas!
Creo que es demasiado para una chica. Bueno, ¿has comido o no? Tengo
una caja de comida de sobra.
–¡Qué bien! Me
estoy muriendo de hambre.
Hai
le pasa la caja. Ellos se sientan en una silla que está al lado de
la calle. Ella elogia la comida elevando el pulgar. Hai explica el
origen de la comida orgullosamente:
–Mi padre aprendió
cómo cocinar en Hongkong. Trabajo en la tienda de mis padres. La
marca tiene bastante fama porque la comida es rica.
Han
asienta con la cabeza y no para de comer. Muy pronto , ella termina
todo y pregunta a Hai:
–¿Cuánto cuesta?
–No te preocupes.
Te invito a comer.
–Pero tengo que
pagarte. Dime cuánto te debo.
–¿Qué te parece
si me invitas a comer algún día para pagarme?
–Bien. Trato
hecho. Déjame ver... –saca de su mochila su agenda–. El miércoles
de la semana que viene tengo que hacer una representación en la
plaza de potro. ¿Qué te parece si cenamos juntos? –le pregunta al
chico.
–Muy bien. Nos
vemos el miércoles.
–Lo siento. Tengo
que despedirme ahora. Si no, voy a llegar tarde. Hasta luego.
–¡Ni siquiera
tienes tiempo para descansar un poco! Ten cuidado conduciendo. Chao.
Han
sale corriendo hacia su moto. Hai se despide de ella con la vista.
* * *
Por
fin llega el miércoles. Hai pasea por la plaza de potro. No pasa
mucho tiempo cuando encuentra a Han. Ella viste un vestido como de
muñeca, con un pequeño sombrero en la cabeza. No sólo el vestido y
el sombrero sino también su cara son de color gris. En total, hace a
la gente pensar que ella viene de un mundo misterioso. Ella se queda
quieta como una estatua cuando nadie está a su alrededor. Hai se
acerca a ella andando, mira con interés su representación. Una
chiquilla pone una moneda en la cesta, y seguidamente, ella empieza a
mover el cuerpo. Baila al lado de la chiquilla y gira la mano en el
cielo. De repente, una manzana aparece en su mano. La chiquilla toma
la manzana y sale saltando. Cuando Hai se pone de pie justamente
delante de ella, empieza a hablarle:
–Estás muy
preocupada. No apareces en MSN casi nunca. ¿Has leído la teoría de
pájaro acuático que te envié hace unos días?
Aunque
él dice todo esto, ella no mueve ni los ojos. Está tan quieta como
si estuviera congelada. Un señor pasa al lado de ellos y dice:
–Chaval, tienes
que poner moneda en la cesta y luego ella se moverá.
Mientras
ella hace la representación, Hai está al lado, mirando el cielo o a
la gente que pasa cerca. Después de dos horas, ella termina la
actuación. Hai le ofrece una botella de agua. Ella la acepta y se lo
agradece.
–He leído la
teoría del pájaro. Es muy interesante. Aparte de ti, mi hermana
también piensa de la misma manera: que tengo algo en común con
pájaro acuático cuando corro. A lo mejor, tenéis razón. Me gusta
esta idea. Pero ahora tengo que ir al lavabo en primer lugar para
quitarme el maquillaje. Espérame un poco.
Pasean
por la calle para buscar un restaurante. Hai recomienda una tienda
pequeña. Entran y encuentran que está llena. Buscan un sitio y
piden los platos. Antes de empezar a comer, ella reza con las dos
manos cruzadas. Hai se asusta un poco e imita lo que hace ella. Han
dice por señas:
–Esta muy rico. Me
gusta mucho.
–¿Eres católica?
No lo sabía.
–Mi padre es
misionero. Trabaja en África ahora. Te has encontrado con mi hermana
en la piscina. Vivimos juntas, ella y yo solas.
–Vaya, qué
sorpresa. Entonces, tu hermana y tú ganaís dinero para buscarse la
vida. Es bastante difícil, en mi opinión.
–No es tanto. Pero
sólo yo trabajo ahora, mi hermana tiene que concentrarse en la
natación.
–Pareces tú la
hermana mayor, no ella.
Ella
no dice más, muestra una gran sonrisa en la cara. Él le devuelve la
sonrisa. Cuando terminan de comer, ella vuelca la cesta para contar
las monedas para pagar la cuenta. Una pareja está esperando detrás
de ellos. Ella cuenta una tras una, poco a poco. Hai saca un billete
de su bolso y se lo pasa al camarero. Han le mira sin decir nada.
Luego ellos salen de la tienda. Ella le pregunta:
–Pago con monedas,
¿te sientes avergonzado? ¿Por qué pagas por mí? Prometí que te
invitaría esta vez.
–No es eso. He
pagado porque había una pareja esperando allí. No quiero que
esperen mucho. Si quieres, puedes devolverme el dinero ahora.
–Pero yo espero
mucho tiempo para ganar dinero. ¿Por qué nisiquisiera tú no
quieres esperarme? –no dice nada más. Aunque Hai pide perdón,
ella se despide de él con toda rapidez.
Hai
vuelve a casa. Cuando entra en la casa, sólo saluda a sus padres, no
dice ni una palabra más. Le deja mensajes a Han en el MSN. Pero Han
no responde nada. Al día siguiente, Hai va al pabellón deportivo
para entregar la comida. Vuelve la cabeza para ver a su alrededor.
Han no aparece. Después de vender toda la comida, entra en el
pabellón. Encuentra al entrenador cerca de la piscina y le pregunta:
–Buenas. ¿Sabe
usted dónde está la nadadora Yang?
–Está enferma.
Guarda cama en el hospital Virgen María. ¿Eres su amigo?
–Sí. Gracias por
informármelo. Iré al hospital.
Él
sale deprisa de la piscina. Monta en su moto y conduce hacia el
hospital. Su cara está rígida. Cuando llega a la sala, pregunta en
qué habitación está Yang. Luego corre por el pasillo para buscar
la habitación. De repente, ve a Han sentada en la silla, con una
expresión un poco triste. Se acerca y la saluda. Ella se queda con
la boca abierta.
–¿Cómo sabías
que estaba en el hospital? –pregunta con señas de mano.
–Pregunté al
entrenador dónde estaba tu hermana. Me dijo que estaba enferma. Por
eso estoy aquí ahora. Lo siento por aquel día. Te pido perdón.
–No pasa nada.
Gracias por venir. Ella tiene una herida en la pierna. Debe guardar
cama por lo menos un mes. No puede asistir a la competición. Estoy
preocupada.
–No te preocupes.
Creo que se va a recuperar pronto. Mañana volveré a visitaros. Me
encargaré de traer la comida, ¿vale?
–Gracias. No hace
falta que te molestes tanto.
–¡Qué dices!
Espero que puedas sentirte feliz y libre como un pájaro acuático.
Nos vemos mañana.
–Bueno. Hasta
mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario