miércoles, 5 de septiembre de 2012

-Relato 4 de Shao Yaqiong


No se puede olvidar

Ya son las diez de la noche. Lan está esperando en la estación central de la ciudad. Está lloviendo torrencialmente. Un bus pasa conduciendo a su lado, el chófer silba al pasar. Lan vuelve la cabeza y gira la mano para decir que no va a subir. Sopla el viento, siente un poco de frío.

Lan es un chica de veintitrés años. Es guapa y delgada. Su cabello es un poco rizado como las ondas del mar. Ella está esperando a su prometido. Él es un chófer de minibús. Quedaron en verse a las diez. Pero su prometido no aparece puntualmente. Piensa que a lo mejor por la lluvia va a llegar tarde. Echa un vistazo a la comida que tiene en la mano. Si no llega pronto, deberá calentarla de nuevo. Mira a su móvil, ya son casi las diez y media. Una expresión de preocupación aparece en su cara.

Mientras ella está esperando en la estación, su prometido intenta conducir rápido para volver. El maldito tiempo le estorba mucho. Suena su móvil que está cerca del volante. Concentra toda su atención en observar la situación del camino. El semáforo está verde. Entonces no para ni desacelera. De repente, un camión cruza la esquina y se choca con su bus. Bajo la lluvia, la calle está casi vacía. El sonido es como un trueno. Como está cerca de la estación, aquel chófer que avisó a Lan llega al lugar del accidente a tiempo. Pisa el freno de repente y baja del bus con toda rapidez. Llama a pedir una ambulancia mientras anda hacia el bus estropeado. Sube al bus para ver si hay algo que pueda hacer por un colega desconocido. Oye el móvil. El chófer lo coge y en la pantalla aparece un nombre: Lan.

Corre,corre, ¿sabes dónde está el jefe? Ha ocurrido un accidente en la esquina cercana. Es el bus número 1314. –Un chófer baja de su bus y corre hacia el otro conductor. Al oír eso, Lan se queda con la boca abierta. El bus accidentado es el de su prometido. Sale de la estación y coge el primer taxi que encuentre para llegar al hospital lo antes posible. Tira la comida en el suelo sin darse cuenta.

Llegan la ambulancia y la policía al lugar del accidente después de unos minutos. El chófer mira a los médicos llevando al hombre herido en la ambulancia. Decide seguir conduciendo por el itinerario. Pero no puede parar de pensar en el accidente. Aunque no conoce a esta chica que se llama Lan, se compadece de ella. Cuando que el último pasajero baja del bus, va directamente al hospital. Quiere saber qué tal está este colega desconocido. Además, debe devolverle su móvil.


En el pasillo largo y limpio, el chófer se sienta en la silla. Ha preguntado a la enfermera qué tal está el hombre del accidente. Ya murió. No sabe cómo describir lo que piensa ahora. Saca el móvil de su bolsillo. Consulta el registro de llamadas, repite muchas veces el mismo nombre: Lan. Marca el número de Lan. En la entrada del pasillo, una chica que anda corriendo contesta el móvil, y lo hace como si tuviera aún la esperanza de salvarse la vida:

Wen, me asustas tanto. ¿Dónde estás ahora? Oye, oye. ¿Por qué no dices nada? su voz está llena de tensión.

El chófer no dice nada, sólo mantiene el móvil en la mano. Esta chica es Lan. Es la chica con quien se encontró en la estación central. La chica llega la sala de urgencia pasando justamente delante de él. Unos médicos salen y hablan con la chica. Ella entra en la sala y sale inmediatamente, con las manos tapando la cara. No tiene ninguna lágrimas en la cara. La enfermera toca su espalda para consolarla.

No, no es posible. Acaba de llamarme. Habéis cometido un error. Ese hombre no es mi prometido. Mira mi móvil, es su número grita en el pasillo la pobre chica. El chófer lo ve todo. No es duro de corazón. No puede devolverle el móvil de su prometido en este momento.
¿Qué hace aquí, Hui? ¿Te has enterado del accidente, no? ¿Qué tal el chófer de número 1314? cuando el chófer está dudando si va a devolver el móvil o no, llega el jefe de la empresa de bus. El jefe ve al Hui que está inmóvil, sale de su lado y ve a Lan en el fondo del pasillo.
No, no puedo creerlo. Debéis estar confundidos. Mi prometido acaba de llamarme. Ese hombre muerto no es Wen –su voz está temblorosa. El jefe no dice nada y se dirige directamente a la policía para preguntar si hay algo que pueda hacer.

Lan se sienta apoyándose contra la pared. Su primer encuentro con Wen aparece delante de sus ojos como una película. Fue una noche. Ella era su última pasajera. Llegó al destino final, pero ella no se dio cuenta. Se sentaba en su asiento sin decir nada. Wen empezó a hablar con ella:

Hemos llegado la última parada. ¿Quieres volver en mi bus?
¿Puedo bajar después de terminar esta canción? contestó ella.
Vale. Que disfrutes de la música contestó él.
Tomo tu bus con frecuencia. Siempre pones esta canción. Me gusta mucho dijo ella.
Te conozco. Si te gusta, puedes tomar mi bus mañana. Puedes escuchar la canción de nuevo. Ya es tarde ahora. Tienes que volver a casa dijo él.

Todo está tan vivo que siente que es demasiado difícil aceptar su muerte. Su voz está sonando al lado de su oreja. Está tumbada en el sofá recién comprado, con la funda de plástico. La casa está decorada como habían pensado los dos antes. Pero él ya no puede volver. Cuando la gente se siente triste, llorar es una buena solución. Ella no puede llorar, no tiene ni una gota de lágrima. Se siente como si estuviera vacía por dentro. No sabe cómo describir su sensación.

* * *

Tía, tengo hambre. ¿Puedes cocinar para mí? –no se da cuenta cuando sale Lu de su habitación. Al verlo, se levanta del sofá como si hubiera tenido una descarga eléctrica.
Voy a cocinar ahora. Lu, vete a cambiarte el vestido de colegio. Vamos a llegar tarde al decir eso, Lan se mete en la cocina para cocinar. Lu vuelve a su habitación corriendo, como lo hace todas los mañanas. Lu empieza a comer. Lan va a arreglar su mochila– ¿Dónde está tu mochila? He dicho que no debes poner tu mochila en cualquier sitio. Mira, ahora no la encuentro. Tienes que obedecer al maestro, ¿vale? Date prisa, vamos a llegar tarde al colegio.

Lu no contesta nada. Está de pie delante de su habitación, mira fijamente a su mochila que está al lado de la mesilla de luna. No entiende por qué su tía no la encuentra. Además, ella se comporta de forma distinta en comparación con antes. Lu se viste y se toma el desayuno tranquilamente. A la puerta del colegio, Lan le da un beso a Lu en la mejilla. Se despide del niño girando la mano.

Lan sale del colegio andando como un espíritu. Bajo el sol, su cara está tan pálida. Sus ojos están un poco hinchados. No se siente viva, sólo tiene aspiración. Sigue la calle hasta que llega a un cajero. Introduce la tarjeta para sacar dinero. Coge el dinero, tiene que ir a la tienda de vestidos de boda. Todo estas cosas están escritas en la lista, la lista de preparación de su boda. Anda tan rápido que no siente la existencia de sus pies. Entra en la tienda, la señorita le atiende entusiásticamente.
Espere un momento, señora Lan, por favor. Ya tenemos preparado los vestidos de usted y su prometido. Felicidades. Bueno, voy a cogerlos la señorita se calla al ver que ella no contesta ni tiene expresión en la cara. Luego vuelve con los vestidos en la mano. Lan los quita de su mano y sale de la tienda como si tuviera que huir de un incendio. La señorita de la tienda sigue su paso y dice en voz alta:
Espere, por favor. Se olvida el tique la chica alcanza a Lan y le da el tique. Lan lo toma en la mano y dice:
Gracias. Gracias –las palabras salen como si las dijera en sueños. Coge un taxi para volver a casa. En el taxi, su móvil empieza a sonar. Es su madre.
Lan, vuelve a comer a casa con Wen esta tarde. Voy a cocinar los platos favoritos de Wen.
Wen murió anoche. Mamá, él murió en un accidente Lan contesta en voz fría. Su madre se asusta tanto que no dice nada más. Después de unos segundos de silencio, ella cuelga el móvil.

* * *

Lan recoge a Lu después de terminar las clases. Lu salta durante el camino alegremente, como lo hacen los otros niños. No se da cuenta de que todo había cambiado en una noche. Lan celebra una pequeña ceremonia para Wen en la estación central. Unos de sus colegas ponen ramas de flores delante de la foto. Un chófer sale de la multitud. Es aquel chófer con el que se encontró en el accidente y que apareció en el hospital. Se llama Hui. Hui saca el móvil de Wen y se lo devuelve a Lan.
Encantado. Me llamo Hui, soy colega de tu prometido. Aquella noche pasé por esta esquina donde ocurrió el accidente. Encontré el móvil en su bus. Él intentó llamarte en su último momento. En el hospital, fui yo quien te llamó. Lo siento. No pude devolvértelo en aquel momento..
Gracias. ¿Puedo preguntarte algo? Lan contesta, mira directamente a los ojos de Hui.
Claro contesta Hui.
¿Su último momento fue muy miserable o no?¿ Le dolió mucho? ¿No dijo nada?pregunta ella, intentando controlar la emoción.
No dijo nada. Pero el momento fue muy corto, no fue doloroso. Te acompaño en el sentimiento contesta él.
Gracias –contesta ella. Lu corre hacia el lado de Lan y la mira sonriendo. Lan acaricia la cabeza del chiquillo y vuelve la cabeza para que no mire sus lágrimas.

* * *

En el cementerio, Lan se queda silenciosa y mira hacia lo lejos. Las montañas están cubiertas de verde. El mundo no cambia nada, pero para ella todo parece diferente. No sabe cómo debe sentirse o cómo comportarse para adaptarse al cambio tan brusco. Lu está mirando las fotos de la lápida sepulcral. No tarda mucho en perder el interés. Lan llama al chiquillo:

Ven aquí, Lu. Vamos a ponerlo juntos, ¿vale? –Lan tiene el ataúd cinerario en la mano, lo toma estrechamente. Ellos lo ponen dentro del osario. Lu echa un vistazo a la foto de la lápida.
Es papá dice alegremente porque reconoce a su papá.
Papá murió dice Lan tranquilamente.
¿Qué es murió? pregunta Lu.
Morir es viajar a un sitio lejano contesta ella.
Entonces, todos los demás también van a viajar. ¿Pero por qué no nos lleva papá? otra pregunta de Lu.

Esta vez, ella no contesta. Da un abrazo al chiquillo y le besa en la frente. Lleva a Lu en los brazos y sale andando bajo sol poniente. No se atreve a volver la cabeza para ver la cara de su amor. Realmente, ella sabe que no lo va a olvidar. En la vida siempre hay algo que no se puede olvidar.

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