miércoles, 5 de septiembre de 2012

-Relato 3. Diego Pla


Individuos

Iñigo llega a la playa nudista. Es un lugar muy poco concurrido y alejado de la ciudad. Hay una distancia de diez a quince metros entre cada individuo, la mayoría hombres solos. Tiende su toalla y guarda bajo ella, medio enterrada en la arena, una carterita de plástico que contiene el manojo con las llaves de su casa y del coche. Se quita toda la ropa, la mete dentro de una mochila y deja ésta sobre la toalla. Comienza a estirar los músculos encarando el mar. Tras cinco minutos se dirige a la orilla y comienza a correr despacio, al trote. 

Pasados cuarenta minutos, Iñigo está de vuelta. Desde la distancia, ve cómo un hombre se aleja de su toalla. Recorre con la vista los pasos del individuo, que, al llegar a la toalla más cercana a la suya, frena y se tumba. Iñigo desacelera y pasa caminando frente al individuo, que le mira a la cara y lo saluda con movimiento seco del mentón. Comprueba que todas sus posesiones están intactas. Estira los músculos. De vez en cuando mira al individuo que, quince metros más allá, está leyendo. Las miradas confluyen en un para de ocasiones. Iñigo termina de estirar, se baña en el mar y se tumba en la toalla. Entra en un estado de duermevela. Pasan veinte minutos.  

-Perdona.
Iñigo abre los ojos. Mira hacia arriba y ve al individuo. Se lleva la mano a los ojos, a modo de visera.
-Perdona, ¿tienes fuego?
-No, lo siento. -Iñigo niega con la cabeza, la mirada clavada en el rostro del individuo.
-Ok, tranquilo. Gracias. 

El individuo sigue caminando hacia otra toalla. Iñigo lo sigue con la vista. El individuo consigue fuego, se acerca a la orilla y, caminando lentamente por ella, llega a la altura de su toalla. Se queda mirando el mar. Lanza la colilla al agua y regresa a la toalla. Iñigo saca un sandwich, se lo come, saca un libro y comienza a leer. Al poco deja el libro en la mochila, recuesta la cabeza y cierra los ojos.

Al cabo de quince minutos, Iñigo abre los ojos, la cabeza ladeada, y ve unos pies a dos metros de su toalla. Se sobresalta. Mira hacia arriba y descubre al individuo.

-Perdona, no sabía que estabas durmiendo. -El indiviudo está mirando hacia el mar. Iñigo se incorpora, sentado con las piernas cruzadas. Mira al individuo con rostro extrañado, el ceño fruncido levemente.

Iñigo busca en la mochila las gafas de sol.

-Te he visto leer hace un rato. -El individuo sigue mirando el mar. Iñigo le descubre un cigarro en la mano derecha. El individuo se lo lleva a los labios lentamente, y con la misma lentitud aspira y expira el humo. 
-Perdona, pero no sé muy bien qué... -dice Iñigo.
-Ah, lo siento, tal vez te esté incomodando. -Ahora el individuo mira a Iñigo. 
-No, no, es solo que no te conozco y no acostumbro a hablar así, en la playa...
-Y desnudos además ¿no? -El individuo esboza una sonrisa amable. Iñigo asiente. -Bueno, si no te importa que te pregunte ¿qué lees?
-¿Cómo? ¿El libro éste...? -Iñigo se ladea y tantea con una mano en la mochila.
-No, en general digo. -El individuo da una calada-. Qué género sueles leer.
-Género... pues... -Iñigo vira la vista hacia el mar.
-Policiaca, Ciencia Ficción, Histórica... 
-Ya, ya. No...
-Erótica, romántica...
-Drama, supongo que dramas sobre todo, ningún género en concreto. Me dejo llevar bastante por apetencias. -Iñigo vuelve a mirar al individuo. Este mira de nuevo hacia el mar.
-Ya, dramas. -El individuo observa su cigarrillo, totalmente consumido-. En fin, murió el cigarrillo -levanta la colilla, mostrándosela a Iñigo-. Te dejo que sigas durmiendo, o leyendo -hace una mueca con la boca- dramas. Un placer. 
-Lo mismo. -Iñigo se queda inmóvil, mirando cómo el individuo camina hacia su toalla. Iñigo se quita las gafas y va a bañarse.

Una hora después, Iñigo recoge sus cosas y se dirige al coche. Lo arranca y, al girar el volante, nota algo extraño. Sale del coche y descubre una rueda pinchada. 
-Puta mierda. -Suspira y corrobora el pinchazo presionando la cámara neumática con el pie. Va hacia el maletero, lo abre y comprueba que no tiene rueda de repuesto.
-¿Pinchazo? 
Iñigo voltea y ve al individuo cerca de él, observando el lateral del coche.
-Sí, una putada.
-Ya ves. -El individuo se acerca al neumático, se agacha y lo presiona-. Del todo jodido.
-Sí. -Iñigo se dirige a la parte delantera del coche-. ¿No tendrás un neumático de repuesto?
-No, lo siento. -El individuo se incorpora-. Pero si quieres puedo acercarte a algún sitio.
-No, qué va, gracias. Tendré que llamar a la grúa. -Iñigo mete medio cuerpo en el coche y busca en la guantera.
-Como veas. -El individuo se marcha-. Que haya suerte. 
-Sí, gracias. -Iñigo ve cómo el individuo entra en su coche, aparcado doscientos metros más allá del suyo. Iñigo saca una tarjeta y marca un número en el móvil. Tras facilitar los datos y las especificaciones de dónde se encuentra, se sienta en el asiento de copiloto y enciende la radio.

Iñigo llega a su casa de noche. Vive solo. Se dirige al baño, donde tira la mochila, se quita la ropa y se ducha. Desnudo, va a la cocina. Cuando va a abrir la nevera, ve una nota de letra desconocida aplastada con un imán: "El drama no es un género".

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