Una llamada
Una
noche antes de la fiesta de medio otoño, llega el terremoto. Min
está leyendo en el dormitorio en ese momento. Todo el edificio está
temblando de repente como un pedazo grande de flan y no se muestra
ninguna intención de parar. Muy horriblemente, las vigas del
edificio empiezan a gemir, como el sonido de trueno en pleno verano.
–Despertad,
¡llega el terremoto! –Min
grita en voz alta para despertar a los compañeros. Mientras que dice
esto, salta de la litera lo más rápido posible. Salen todos como un
soplido del viento. El pasillo está lleno de personas, tan nerviosas
e inquietas como las hormigas que están encima de un horno caliente.
En
la plaza, mucha gente está de pie. Como es tarde, se han despertado
del sueño y no les ha dado tiempo de vestirse bien. Mañana puede
ser un día catastrófico, pero ellos están discutiendo con mucho
interés sobre dónde está el epicentro. La discusión sigue hasta
que suena la radio: “El epicentro puede ser en Gaoxiong. Puede ser
una catástrofe sin precedentes en la historia. La situación no está
muy clara ahora.” La gente vuelve a la realidad desde el ambiente
caliente de la discusión y empieza a llamar a sus familiares para
consultar la situación actual.
Min
está nervioso. Las gotas de sudor resbalan por su cara. Tiene el
móvil en la mano fuertemente agarrado, marca el número de casa una
y otra vez. Nadie contesta. Lo único que oye es el sonido de
conexión. Poco a poco, su corazón late a la misma velocidad.
–Min, ¿cómo
estás? Soy mamá, hijo mío.
–Estoy bien,
madre. Estoy tranquilo ahora. ¿Todo está bien en casa?
–Sí, no te
preocupes. Cuídate bien, estás fuera tú solo.
–Lo haré, mamá.
Ahora tengo que hacer otra llamada. Un beso.
–Un beso. Ten
mucho cuidado, ¿eh?
Marca
el número con agilidad, está esperando como una hormiga arrastrando
a borde del fuego. Con el tiempo pasando, hay cada vez más rumor
sobre la grave situación. Casi no se puede soportar la espera. Ella
no contesta. Min llama una y otra vez, la inquietud se está
acumulando. Sale corriendo hacia la puerta. Está cerrada. La escala
aunque lleva zapatillas. Corre por las calles y mira de vez en cuando
el móvil para ver si hay buena señal. Parece que no hay luz en toda
la ciudad. Está un poco oscuro, con pocas estrellas en el cielo,
intentando iluminar el mundo. Hay una sensación de que todo está
cubierto por una capa de niebla. Se siente irreal bajo la luz débil.
Pasa
mucho tiempo antes de que se ponga en comunicación con Yun. Habla
con la respiración precipitada.
–¿Estás bien?
–intenta mantener la voz tranquila.
–Estoy
bien. El seísmo es terrible –ella
contesta con temor.
–Estás
bien, ¡qué fortuna! Según la radio, el epicentro está en tu
ciudad. Estaba muy preocupado porque no contestabas mi llamada.
Bueno, ahora sé que estás bien –alza
la vista y ve las estrellas en el cielo azul oscuro. De repente, una
sensación triste reina su corazón.
–¿Y tú, estás
en la universidad?
–No,
estoy cerca de la universidad –mira
alrededor. Como corre tan apresurado, no tiene ni idea de dónde
está. Se rasca la cabeza como lo hace cuando dice una mentira–.
Cuando llegó el terremoto, me pareció que el dormitorio iba a
arrancarse del edificio para huir.
–Gracias
por llamarme. Gracias por cuidarme tanto hasta ahora. Estoy conmovida
–dice
en voz baja y un poco triste.
Min
no sabe cómo contestar en este instante. Se empieza a reír para
romper el silencio avergonzado.
–Bueno,
si no estuvieras bien, ¿con quién podría hablar de tantos
recuerdos? No olvides que eres la protagonista de nuestro cuento,
para siempre, nadie puede borrarlo –ríe
de nuevo para ocultar su emoción. El pasado es como una gota de
sudor, se está evaporando en el suelo.
Min
no puede dejarlo evaporando, siempre quiere encontrar alguna huella.
Puediera ser que por eso, aprecia mucho la oportunidad de charlar con
ella. Gracias al seísmo, puede tener una oportunidad legítima para
saber más de su vida. Ellos hablan como antes, los recuerdos de la
vida en la escuela secundaria salen transcurriendo como una
inundación. Su emoción se envuelve con una magia, fluye en el
recuerdo con libertad. Yun no quiere colgar la llamada, Min tampoco.
El viento mueve su pelo. El viento, tan fresco, le hace recordar la
sonrisa de Yun.
–¿Recuerdas
que te pregunté una vez si me querías, una noche después del
examen? –Min
dice tranquilamente, como si esta pregunta no tuviera nada que ver
con él.
–Por
supuesto, quise decírtelo, pero no me dejaste porque tenías miedo
de saber la respuesta –dice
orgullosamente.
–En aquel
entonces, no tenía coraje. Pero ahora, quiero saber tu respuesta.
–Tú
–habla
con una pausa– has perdido la oportunidad –una sonrisa amarga
aparece en su cara–. No sabía por qué no querías escucharme
diciendo que te quiero. Me pediste que no lo dijera, por eso, no
quiero contártelo ahora –murmura.
No
tiene nada que decir al escuchar la respuesta. Min mira fijamente las
estrellas solas en el cielo.
–Eres
demasiado orgulloso, siempre decías que ibas a ser mi novio, en el
futuro, que ibas a casarte conmigo. Cuando te tenías que enfrentar a
la realidad, no tenías suficiente confianza en ti mismo –se
burla de Min.
–Eso
es porque te quería demasiado en aquel entonces, tanto que no podía
imaginar cómo tratarte si me contestaras que no. O
sea,
cómo afrontarlo –responde
honestamente y suspira profundamente.
–También tenía
culpa.
–¿Sí? ¿La mejor
estudiante del grupo también puede cometer errores?
–¿Qué dices? La
mejor estudiante. Ya pasó aquel período de tiempo. Ahora que me
llamas así es muy gracioso –se echa a reír–. Se lo he oído
decir a los demás, lo más bello del amor es el período antes de
establecer la relación. Con la ambigüedad, el amor es muy
misterioso y lleno de cambio. Después de salir juntos, ha cambiado
la sensación. Entonces, pensaba que no pasaría nada si mantenía la
ambigüedad un poco más. Pues, no dije nada al final.
–Si lo hubiera
sabido, hubiese escuchado tu repuesta. Con todo eso, hemos aprobado
la ambigüedad, pero no salimos juntos nunca. ¡Qué pena! Tienes que
cargarte la mitad de la responsabilidad de perder la mejor
oportunidad.
–¡Que
va! Eres tú quien decía que ibas a pedirme la mano, y no
lo
hizo enfrentando
un poco dificultad . Además, empezaste a salir con otra chica
después de pocos días. Lo supe todo –su
voz se vuelve un poco irónica.
–No
sé quien es la que sale de excursión con un amigo muy bueno y no
contesta a mi llamada. Si no tenía suficiente coraje de seguir
queriéndote, tampoco me querías suficiente para esperarme –no
quiere admitir que fue ella la primera en traicionarle.
Ellos
empiezan a reír, se sienten muy relajados. Bi bi bi, el móvil de
Min no tiene mucha batería.
–Mi móvil se va
apagar.
–Gracias por
llamarme hoy. Me siento feliz de que me cuides tanto.
–Te
agradezco que me digas la repuesta. A decir verdad, tu repuesta me
conmueve mucho –suspira
profundamente–. Ya sé que mis sentimientos hacia ti siempre tienen
correspondencia, no es un baile solo. Es muy importante para mí
–mira la luz roja que cruza el cielo–, mi juventud no es un
monólogo.
–Eres muy
romántico, a lo mejor, puedes ser escritor algún día.
–Bueno, hasta
luego.
–Espera
–ella
se apresura al hablar
–¿Sí?
–Si tu móvil no
se apaga, voy a decir otra cosa. Prefiero que sea un secreto entre
nosotros.
–Vale.
–Cuando sales con
la otra chica, en ocasiones te espero porque creo que vas a volver a
mi lado. Pero resulta que no, os envidio.
Le
conmueve sus palabras. Pero el amor se trata de dos personas, no es
de una sola parte. La chica había entrado en su vida una vez. No
puede dejar a la chica sin volver la cabeza.
–Cuando
me enamoro de una chica, voy a quererle con todo mi esfuerzo. Soy de
ese tipo–lo
admite.
–Lo sé. También
aprecio tu actitud. Pensaba llamarte el día de los inocentes para
preguntarte si querías salir conmigo-su tono parece alegre.
–¿Seguro?
–Seguro.
Si decías que no, podría decir que era una broma. Si decías que
sí, quedaríamos juntos –contesta
tranquilamente, no intenta cubrir su propia emoción.
Sólo
por un instante, Min no puede moverse ni un paso al saberlo.
–Nunca
pensé que intentaras preguntármelo–le
asusta.
–Eso
es verdad, aunque no quiero admitirlo, eres un chico atractivo –lo
dice en tono natural.
Min no tiene nada
que decir. Se siente afortunado, aunque no puede dar una repuesta
ideal del amor para esta chica. Pero la chica de quien se enamora,
pone todo lo que ha perdido en el fondo de su corazón. Un calor le
envuelve.
–Si
existe otro espacio paralelo, quizá estemos juntos allí –Min
lo dice lentamente y pronuncia claramente cada palabra.
–Admiro
mucho al “nosotros”
del otro espacio paralelo.
–ella
está de acuerdo.
La
voz de Yun desaparece, se corta la llamada. Min no vuelve
inmediatamente a la universidad. Está inmóvil pensando en lo que ha
dicho Yun. Imagina su cara y su expresión. Quiere verla directamente
diciendo eso, todo el recuerdo, todo lo que no sabía antes. El
viento de la noche sopla hacia él y sale suavemente.
El
día 26 de agosto del año 2003, el terremoto ocurre en la ciudad.
Aquella noche, en el corazón del chico, también ocurre un seísmo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario